Quiénes somos

Después de la Revolución Industrial, que comenzó a inicios del siglo XVIII, ha terminado por desatarse una revolución del desarrollo de las fuerzas productivas sobre la base de las tecnologías digitales y la automatización, una revolución productiva comparable en magnitud a la ocurida al inicio del Neolítico que introdujo la agricultura y la ganadería en las sociedades cazadoras-recolectoras, pero con una velocidad histórica y una profundidad innovadora muchísimo mayores.

Los cambios sociales, productivos y culturales son impresionantes, sobre todo después de la eclosión de la inteligencia artificial. Acaecen incesantemente y llama la atención el hecho de que afectan también a la población urbana en términos demográficos masivos, e incluso a las formas biohistóricas básicas que constituyen a la especie humana.

Uno de los cambios más trascendentales consiste en el hecho de que grandes masas de personas a lo largo de todo el planeta alcanzan a vivir más años, e incluso llegan a tener altas edades biológicas. Tenemos que entender este proceso cómo una de las formas principales del desarrollo de las fuerzas productivas en esta revolución del viejo modo de producción capitalista basado en máquinas, industrias y urbes en expansión.

En estas condiciones, se espera que a mediados de siglo probablemente miles de millones de personas superen los 65 años de edad. Como las personas en la sociedad capitalista somos capital, hay que entender al envejecimiento de masas, entre otras cosas, – pues viene acompañado del indeseable fenómeno anti reproductivo del desplome global de la natalidad -, como una forma de potenciación del capital variable; es decir en su forma concreta del capital humano.

Por supuesto, estas nuevas condiciones implican muchos nuevos intereses políticos y sociales, cambios ideológicos profundos, renovadas necesidades domésticas, personales y de cuidados de salud, novísimos conflictos y contradicciones renovadas a todo lo cual hay que dar respuesta histórica.

Antiaging 2050 somos una empresa cultural que nos ubicamos en este campo de la revolución demográfica del envejecimiento de masas para proveer al público de medios de información y de datos pro salud y longevidad, y para aportar al crecimiento de la vida y los derechos del consumidor nuestros modestos pero importantes esfuerzos en favor de la biodemocracia y contrarios a la cosificación de humanos entre nuestros mayores y de toda otra edad.